Día internacional de acción por la salud de la mujer

Los desafíos propios del género

Desde 1987 se celebra cada 28 de mayo el Día internacional de acción por la salud de la mujer y tiene por objetivo reafirmar el derecho, de las personas de sexo femenino, a la salud sin exclusiones o restricciones a lo largo de toda la vida -es así que a partir de esa fecha, se han gestado diferentes iniciativas y campañas-. En este marco, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) creó GenSalud -mediante su Programa Mujer, Salud y Desarrollo- para conformar un portal de información sobre género y salud; además, hace hincapié en las maneras en las cuales la construcción social del género actúa para restringir el acceso de las mujeres a los recursos de la salud. Para consultar sobre GenSalud puedes ingresar al siguiente link: www1.paho.org/spanish/hdp/hdw/gensalud.htm

Por otro lado, se puso en marcha una declaración -por parte de los miembros de la Unión Latinoamericana contra el Cáncer de la Mujer (ULACCAM)- que busca dar a conocer la crisis existente a nivel de la región sobre el cáncer de mama y de cuello uterino. Esta declaración es una guía para los promotores de la salud, los gobiernos y la sociedad, y llama a eliminar y reducir la amenaza de los dos tipos de cáncer mencionados.

20-05-2013 11-58-24

Cáncer de cuello uterino

Se trata de uno de los cánceres más frecuentes en la mujer y se diagnostican más de 500 mil nuevos casos al año a nivel mundial -el 85% se da en los países en desarrollo- y de este dato se desprende que más de 200 mil mujeres en etapa económicamente productiva fallecen como consecuencia de esta enfermedad.
En Uruguay, el cáncer de cuello uterino ocupa el tercer lugar en la lista de enfermedades que afectan a las personas de sexo femenino y está por detrás del cáncer de mama y el colorrectal; se observan aproximadamente 350 casos nuevos por año -es decir, casi uno por día-.

Es necesario plantear que este cáncer reconoce un factor causal, aunque no es el único: se sabe que el Papilomavirus Humano (HPV) -el cual se trasmite durante la relación sexual- produce infecciones persistentes relacionadas con un alto riesgo de desarrollar el tipo de neoplasia explicada. Desde el inicio de la infección por HPV hasta el desarrollo del cáncer invasor suelen pasar varios años; por esta razón, el riesgo de contraer el HPV comienza con la edad de inicio de las relaciones sexuales en la mujer. Asimismo, es esencial entender que el tabaquismo es un factor que predispone a una mayor frecuencia de lesiones precursoras del cáncer de cuello uterino.

La prevención radica en el uso del preservativo durante las relaciones sexuales porque disminuye el riesgo de contagio de todas las enfermedades de trasmisión sexual -HPV, VIH, sífilis, hepatitis B, entre otras-. A esto se agrega el desarrollo, en los últimos años, de vacunas profilácticas contra los subtipos más frecuentes de HPV -los tipos 16 y 18- que protegen la aparición de lesiones precursoras del Papilomavirus Humano. Al mismo tiempo, el uso del test de Papanicolau ha sido el modo de screening que identifica a las lesiones que pueden llegar a desarrollar cáncer; cuando son detectadas se indica la realización de una Colposcopía con biopsia y su posterior estudio. Esta medida ha demostrado su eficacia al disminuir la incidencia y mortalidad del cáncer de cuello uterino. En Uruguay, en los últimos años, se ha extendido la aplicación de esta prueba que involucra tanto a la Comisión Honoraria de Lucha contra el Cáncer, como a ASSE y a otros efectores de salud. En este contexto, cabe decir que los objetivos para el futuro consisten en la universalización de la educación sexual, la inmunización de las niñas a la salida de la edad escolar y la implementación del test de screening en forma regular en las mujeres de más de 35 años de edad.

Cáncer de mama

Esta enfermedad significa un grave problema sanitario y su importancia ha aumentado en los últimos años; en la actualidad, se trata del cáncer más frecuente en la mujer . Dentro de los factores de riesgo se pueden citar los siguientes: antecedente familiar con este tipo de cáncer -por lo tanto, las hijas de mujeres con cáncer de mama tienen una posibilidad dos o tres veces mayor que las de la población general, y más aún si fue antes de la menopausia y bilateral- y las dietas altamente calóricas -con alto contenido en grasas y proteínas de origen animal- facilitan su incidencia. En relación a la dieta, se presenta como primordial explicar que puede afectar la síntesis de algunas hormonas, como por ejemplo, los estrógenos y depósitos de agentes cancerígenos a nivel del tejido adiposo. Al mismo tiempo, se han observado tasas más elevadas de este cáncer en los grupos sociales de alto nivel socioeconómico. Respecto al ciclo menstrual, se observa mayor presencia de cáncer de mama si la menarquía -la primera menstruación- fue temprana o precoz y si la menopausia es tardía -por encima de los 55 años-. La lista de factores de riesgo continúa: también se ha notado que cuanto más joven es la mujer al tener su primer hijo, el riesgo relativo es menor y que el riesgo crece a medida que aumenta la edad en la primera paridad -la hipótesis de que la lactancia disminuye el riesgo de cáncer de mama tiene más de 50 años-. Por otra parte, las mujeres que presentan mastopatías crónicas tendrían cuatro veces más posibilidades de desarrollar cáncer de mama que el resto de las personas de sexo femenino.

En cuanto a la prevención, en primer lugar hay que evitar los estudios de radiología de senos y tórax innecesarios en mujeres sanas, también se aconseja el amamantamiento de los hijos y prescindir de la ingesta de dietas hipercalóricas -sobre todo con exceso de grasas-. En relación a la prevención secundaria, está la detección del tumor en etapas iniciales y, por consiguiente, con mejores posibilidades de tratamiento. Además, está avalada por el largo período que transcurre entre el inicio celular y la aparición clínica y se basa en la implementación de tres medidas:

  • La enseñanza del autoexamen mamario que debe efectuarse mensualmente después de los 20 años. Ante la comprobación de cualquier anomalía, se tiene que consultar con el médico.
  • El examen clínico médico de la mama y regiones ganglionares satélites.
  • El estudio radiológico de la mama o mamografía. La American Cancer Society recomienda que las mujeres se hagan una mamografía a los 40 años de edad, una cada 12 o 24 meses cuando se tiene entre 40 y 50 y una anual después de los 50. Los programas de detección de cáncer de mama de masas poblacionales, realizados en diversos países, han dado resultados estimulantes reduciendo las tasas de mortalidad en cifras significativas.

En esta jornada de concientización sobre la salud de la mujer, SUAT te acerca toda la información esencial para que puedas cuidarte. Recuerda que la prevención siempre es la mejor herramienta para mantener la salud y que si permanecen las dudas, debes consultar con tu médico de cabecera.

Dra. María Dutra

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